Ficticio. GUILLERMO LAINE SAN ROMAN.

Siete, éramos siete, como en el cuento de Blanca Nieves, pero formábamos parte de la cuadrilla de incendios de la mina de Arnao, teníamos que encaminarnos al nivel 5 de la mina, en el estajo nº3 se ha declarado un incendio, la orden de desalojo se ha dado hay que proceder a aislar el fuego.

En estas condiciones con la mina vacía, el silencio y la oscuridad se adueñan de todo, la sensación de soledad es abrumadora, los ruidos son absorbidos por el agujero negro, nuestras pequeñas lámparas de sapo apenas alcanzan a iluminar el primer metro por donde caminamos, el Valey ese plano inclinado todo el día lleno de ruidos ensordecedores procedentes de las vagonetas en movimiento y esos escapes del vapor ”ssiiishhhhsss” pidiendo un silencio que nadie escucha, hoy por fin permanece mudo, nadie llama a sus railes, el ferrocarril tan antiguo queda dormido y a la espera, todo indica una situación anormal en la mina.

Se hace difícil bajar, casi a tientas, afianzando los pies en el suelo, resbalando. En este día la sensación del barro se agiganta, los pies son de plomo, a cada paso es necesario agarrarse al posteo y siempre con un ejercicio circense de equilibrio manteniendo en todo momento la lámpara encendida y fija en la mano, un traspiés y la lámpara rueda hacia la profundidad, a la cota -205, la oscuridad se hace total y es necesario esperar al siguiente compañero para poder seguir avanzando.

Al llegar al nivel 5 sacamos una nueva lámpara y procedemos a su encendido, el ritual comienza y en este caso más metódico si cabe, colocación de aceite, colocación de la torcida o mecha y apriete de la misma, fijación de la lámpara al hastial y encendido de la mecha, queda iluminado el tramo a la altura del puente levadizo que enlaza el nivel del explotación nº5, Horizontal, con el plano inclinado que forma el Valey.

El acceso al nivel, que para el caso de vagones la maniobra es automático pues el propio peso acciona el mecanismo del puente levadizo, para acceder a pie es necesario subir por unas escaleras verticales encaramarse en una barandilla de protección y fijar el puente levadizo de manera manual, por suerte el aire comprimido, para el accionamiento, nos llega con suficiente presión. Una capa de 10 metros de potencia y submarina es lo que tiene, el emboquille nunca está a nivel de plano maestro.

Una vez en el nivel 5, colocamos nuevas lámparas fijas para romper la obscuridad en la mina, una cada 10 metros, siempre lo mismo, aceite, torcida encendido y algo de iluminación, aceite, torcida, encendido y algo de iluminación, el estajo 3 situado a 30 metros del emboquille de la galería de nivel se encuentra aquí mismo y es necesario proceder con precaución, tres puntos fijos de luz son necesarios, la atmosfera se hace irrespirable por el incendio, y el riesgo de asfixia es evidente, entramos tres en el Nivel 5, otros cuatro operarios permanecen en el Valey en la zona de aire limpio.

Dentro del nivel el silencio se hace ensordecedor, casi ni nos atrevemos a respirar, avanzamos con parsimonia como si fuésemos perezosos separados un par de metros cada uno, al menor indicio de soñolencia o dolor de cabeza hemos de proceder a la retirada, los otros 4 componentes de la cuadrilla de dividen en dos grupos, el primero procede a descender a mitad de camino entre el nivel 5 y el 6 para comprobar y accionar, a una señal , la compuerta de ventilación, hay que asegurar que el aire limpio entre por el nivel 5 y salga por el nivel 6, las puertas de ventilación muestran su utilidad, el aire limpio se encuentre a nuestra espalda y el riego de intoxicación se minimiza, la primera maniobra de riesgo se ha realizado con éxito.

Una vez conseguido trabajar en zona de entrada de aire avanzamos por el nivel encendiendo las lámparas fijas cada 10 metros y procedemos a determinar el lugar del incendio, este se detecta por la presencia de calor en el frente, tanteando con las manos el carbón, en la medida que nos acerquemos al incendio el frente estará más caliente, por suerte llegamos al estajo detectando una ligera subida de la temperatura, todo hace pensar que el incendio se encuentra en este punto y podríamos hacer un primer intento aislando este y cortando el acceso de oxígenos al punto de combustión, hay que cerrar el nivel superior y el nivel inferior asegurando en todo momento trabajar en zona de aire limpio, el juego con las compuertas de ventilación es continuo. Una vez aislado el fuego podemos dar orden de entrada a la mina y seguir la operación normal en el resto de los tajos.

Nadie nos agradece nada de palabra y todos lo dicen todo a nuestro paso, hoy hemos salvado la mina y nuestros compañeros lo saben, gracias compañero podemos seguir llevando el pan a Casa, parece que nos dicen, y los siete se sienten orgullosos, se dan el saludo de buena mina y cada uno se incorpora, en silencio, a su cuadrilla de trabajo dejando de estar unidos en tareas de rescate, otro día tocara otra maniobra y volverán a juntarse si todo sigue igual, BUENA MINA COMPAÑERO.